
que se acerca a Dios y le pregunta:
- Me dicen que me vas a enviar
a la Tierra mañana.
¿Pero cómo voy a poder vivir allí
siendo yo tan pequeño e indefenso?
Dios le contestó:
- De entre los muchos ángeles que conozco,
he elegido uno para ti.
Te estará esperando y te cuidará.
- Pero -dijo el niño-Aquí en el cielo no hago otra cosa
que cantar y sonreír.
¡Y eso es todo lo que necesito
para ser feliz!
Dios le dijo:
- Tu ángel cantará para ti cada día
y así sentirás su amor y serás feliz.
- Y -dijo el niño-¿Cómo voy a poder comprender
a la gente cuando me hablen
si desconozco su idioma?
- Eso es fácil -le dijo Dios-
tu ángel pronunciara las palabras
más bonitas y encantadoras
que jamás hayas escuchado.
Y con mucha paciencia y cariño
te enseñará a hablar.
El niño alzó la mirada a Dios y le dijo:
- ¿Y qué voy a hacer
cuando quiera hablar contigo?
Dios sonrió y le dijo:
- Tu ángel te juntará las manitas
y te enseñará a orar.
El niño dijo:
- También me han dicho
que en la Tierra hay hombres malos.
¿Quién me va a proteger?
Dios le rodeó con Su brazo
y le dijo:
- Tu ángel te defenderá,
¡al punto de entregar su vida
por ti si fuese necesario!
El semblante del niño
se ensombreció y dijo:
- Pero siempre estaré triste
porque ya no te voy a ver.
Dios abrazó al niño.
- Tu ángel te hablará siempre de mí
y te enseñara el camino
de vuelta hacia mi presencia,
aun cuando yo esté siempre a tu lado.
En ese momento se sintió
una gran paz en los cielos,
pero ya se escuchaban
voces provenientes de la Tierra.
El niño, apresurandose,
planteó una última pregunta:
- Si me voy ahora mismo,
Dios,
¡dime cómo se llama mi ángel!
A lo que Dios le contestó:
- Su nombre no importa mucho . . .
sólo tienes que llamarle
"¡MAMÁ!"
- Su nombre no importa mucho . . .
sólo tienes que llamarle
"¡MAMÁ!"
De Mike Sharobim